En pleno Juan B. Justo,
una mujer cruza la calle,
la pobre iba cargando mil bolsas,
de una salta una pequeña escapista,
revota, revota,
y queda en el pavimento,
solita.
Pasa un camión y nada sucede,
pasa un auto y a la pobre la aplastan,
entonces me deprimí,
entre toda la gente solo yo di media vuelta para ver que le había pasado,
luego de que su dueña la había abandonado,
nadie había pensado en esa pobre y solitaria naranja,
que fue perdida en medio de una avenida,
por culpa del cambio de semáforo de rojo a verde,
acompañado de un relojito que cuenta para atrás
diciéndote en cuanto tiempo tenes que llegar a la otra esquina,
pero no te importa,
y sin embargo,
te apura,
y te hace perder naranjas.
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