Y ahora comprendo de que él tiene la culpa de todo, dueño de mis sueños más frenéticos y mis pesadillas más aterradoras. Yo creía que todo eso era real, o al menos lo parecía... sus labios secos pegados a los míos, pero no voy a emocionarme contándolo porque como dije antes, parecía real, pero la verdad era que de real no tenía nada. Escuchar el despertador a las 6.50 de la mañana y darme cuenta de que me había saboteado mi mente dejando que mi cerebro me jugué una mala pasada.
Se que él no va a volver, pero si para revivir ese sentimiento en el que mi corazón deja de latir y mis venas y arterias saltan apunto de estallar, tengo que estar dormida, pues vallan abriendo las puerta de morfeo. Me voy donde nadie pueda hacerme daño, me voy bailando y cantando esperando a verte de nuevo-
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